El zorro que asustó a la niña.

Josie tenía un miedo desconocido adherido en su conciencia dormida, de regreso a casa, escuchaba que el aire movía groseramente las hojas de los árboles ocasionando una pequeña tormenta alrededor de ella, los pájaros entonaban altos y bajos que combinados empezaban a transformarse en una exquisita y trágica melodía de Mozart, era posible escuchar el crujido de las ramas provocado por los temerosos pasos de Josie, su agitada respiración y sus ojos llorosos que le impedían ver la realidad. Escuchó una voz familiar, -Josie- repetían una y otra vez, cada vez mas cerca, al dar media vuelta, algo se deslizó rápidamente por sus pies, dio un brinco y delante de ella se encontraba una de las más hermosas criaturas, un lycalopex, que con aquella combinación de un tono de naranja bajo con negro fue capaz de calmar a los árboles y los pájaros. -¿Estás asustada?-susurró, observando detenidamente a la pequeña Josie, quien estaba estupefacta, no por miedo, este ya había desaparecido, ahora sus ojos estaban concentrados ante la belleza del pequeño animal. Se inclinó levemente hacia al animal, solo quería acariciarle, deslizar sus pequeños y huesudos dedos, pero desapareció. Ahogada en su propia respiración, no entendía lo que había pasado, todo empezó a desvanecerse y ella fue absorbida por un hoyo negro de angustia.